12 de junio de 2011

Pentecostés 2011 ¿Estamos obedeciendo al Espíritu Santo?

Estamos celebrando la Fiesta de Pentecostés. Han pasado 50 días desde la Resurrección de Jesús. Y así como los apóstoles recibieron al Espíritu Santo, nosotros desde el día de nuestro Bautismo también lo tenemos.

Como cristianos católicos y discípulos de Cristo que somos, debemos estar atentos a la voz del Espíritu Santo. Un espíritu que no se manifiesta exclusivamente en grandes acontecimientos, sino que también nos habla en la cotidianidad. Es decir, desde las pequeñas situaciones de nuestra vida y en los diferentes escenarios en los que nos desenvolvemos.

La obediencia al Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, es las que nos mueve a parecernos más a Cristo, a pensar, sentir y actuar como Él y por consiguiente, cosechar nuestra santidad.

Hoy, es necesario que revisemos la obediencia al Espíritu Santo. No basta pedirle que venga a nuestras vidas y se pose sobre nosotros, sino que le permitamos actuar, incluso por encima de nuestros propios criterios, que muchas veces son movidos por la soberbia, egoísmos y el pecado.
Seamos pues, dóciles al Espíritu que se nos ha regalado. Los dones que hemos recibido de Él debemos ponerlos al servicio de nuestra Iglesia, para fomentar la comunión entre los hermanos y de esta manera, salir todos a anunciar la Buena Nueva de Cristo.

Que el Espíritu Santo no sólo revolotee en esta fiesta de Pentecostés, sino en nuestra vida entera.

 

6 de junio de 2011

II Encuentro Arciprestal: Conversión Pastoral y las PCEs

Desde el día de nuestro Bautismo, somos hijos de Dios, discípulos de Cristo y miembros de la Iglesia Católica y contamos con el Espíritu Santo para llevar a cabo la misión de hacer discípulos a los demás, tal y como Jesús lo mandó.

Jesús, perfecto misionero,  guiado por el Espíritu Santo inaugura el Reino de Dios con signos y señales, cumpliendo la voluntad del Padre: la salvación hasta los confines de la tierra.
¿De qué manera lo hace? Llama y envía a los discípulos. Funda y constituye la Iglesia para que se extienda el Reino de Dios y es allí donde nacen las Pequeñas Comunidades Eclesiales (PCEs).

Hoy, como discípulos misioneros de Cristo tenemos el mismo llamados de los primeros cristianos, que es "Ir por todo el mundo y anunciar el Evangelio" Mt 28, 19-20.

Sin embargo, la realidad actual de nuestras parroquias no contribuye a este mandato y la comunión entre hermanos no se está llevando a cabo. Los diversos grupos de apostolado se hacen encerrado en sí mismos, buscando el crecimiento de sí mismos y el crecimiento del Reino de Dios.

Por este motivo, el sábado 4 de junio, se realizó el II Encuentro Arciprestal: Conversión Pastoral y las Pequeñas Comunidades Eclesiales, en el cual participaron los miembros de los apostolados de las parroquias del Arciprestazgo Valencia Sur Oeste, de nuestra Arquidiócesis de Valencia, junto a los párrocos de cada una de ellas.

Este encuentro se efectuó con el fin de hacer despertar a todos los presentes y recordarles que el reto de la Iglesia es "producir" más discípulos misioneros. A través de algunas preguntas de reflexión, todos estuvieron de acuerdo en asumir la responsabilidad de ser anunciantes del Evangelio, uniendo esfuerzos, formándose y siendo testimonio de un Cristo vivo y resucitado, para cumplir con los desafíos que nos presenta la Misión Continental.

"Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo que suscite discípulos y misioneros. Esto no depende de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos" (DA 11).

2 de mayo de 2010

Historia de la Misión

Historia de la Misión en América Latina y Venezuela

El 12 de Octubre de 1492, Colón y sus compañeros llegaron a unas playas desconocidas. Colón llamó "El Salvador" a la primera isla donde llegó, y "La Concepción" a la segunda.


 Parece que en el primer viaje, venía un sacerdote como Capellán, el Padre Pedro de Arenas, quien habría celebrado la primera Eucaristía en el continente americano.

20 de abril de 2010

¡Misión Continental: presente en Nuestra Parroquia!

                                 
 

Tiempo Pascual ¿Cómo vivirlo?



La Pascua, son los cincuenta días que van desde el domingo de Resurrección hasta la fiesta de Pentecostés.
Esta fiesta es la más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús nuestra fe adquiere absoluto sentido.

¡Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del cielo! 

Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo Pascual, en el que recordamos los momentos en los que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.

La fiesta de la Pascua es tan importante, que un solo día no nos alcanza para festejarla. Por eso la Iglesia ha fijado una octava de Pascua (ocho días) para contemplar la Resurrección y un Tiempo Pascual (cincuenta días) para seguir festejando la Resurrección del Señor.

¿Es importante celebrar el Tiempo Pascual?

Vivir, más que celebrar el Tiempo Pascual, es a lo que cada uno como cristianos estamos llamados a alcanzar. Contemplar el misterio de la Resurrección de Jesús, es lo más importante de nuestra fe.

San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)

Además, es significativo conocer que no sólo conmemoramos la Resurrección del Señor, como un simple hecho histórico, sino que estamos celebrando también nuestra propia liberación, la derrota del pecado y de la muerte, para dar paso a una nueva vida en Cristo.

¡Feliz Pascua de Resurreción 2010!


¡Felicidades porque Cristo ha vencido a la muerte y vive y reina para siempre!