La Pascua, son los cincuenta días que van desde el domingo de Resurrección hasta la fiesta de Pentecostés.
Esta fiesta es la más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús nuestra fe adquiere absoluto sentido.
¡Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del cielo!
¡Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del cielo!
Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo Pascual, en el que recordamos los momentos en los que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.
La fiesta de la Pascua es tan importante, que un solo día no nos alcanza para festejarla. Por eso la Iglesia ha fijado una octava de Pascua (ocho días) para contemplar la Resurrección y un Tiempo Pascual (cincuenta días) para seguir festejando la Resurrección del Señor.
¿Es importante celebrar el Tiempo Pascual?
Vivir, más que celebrar el Tiempo Pascual, es a lo que cada uno como cristianos estamos llamados a alcanzar. Contemplar el misterio de la Resurrección de Jesús, es lo más importante de nuestra fe.
San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)
Además, es significativo conocer que no sólo conmemoramos la Resurrección del Señor, como un simple hecho histórico, sino que estamos celebrando también nuestra propia liberación, la derrota del pecado y de la muerte, para dar paso a una nueva vida en Cristo.
¿Cómo vivir adecuadamente el Tiempo de Pascua?
"La cincuentena pascual es el tiempo fuerte por excelencia del año litúrgico y la alegría debe ser la nota dominante"
Es tiempo de frecuentar los sacramentos (Confesión y Eucaristía), intensificar los momentos de oración, meditar la Palabra de Dios y evitar las ocasiones de pecado que nos cause la enemistad con Dios.
Por otra parte, estamos invitados de igual manera a:
"Vivir en la fe del Hijo de Dios, que amó y se entregó por mí". (Gl. 2, 20).
"Crucificar la carne con sus pasiones y sus apetencias" (Gl. 5, 24).
"Estar crucificado para el mundo" (Gl. 6, 14).
"Revestirse del hombre nuevo" (Ef. 4, 24).
"No tener otra vida que Cristo". (Flp. I, 21).
"Tener por basura" todo lo que no sea Cristo. (Flp. 3, 8).
"Dejarse alcanzar por Cristo". (Flp. 3, 12).
"Vivir según Cristo Jesús... enraizados y edificados en él". (Col. 2,6)
"Resucitar con Cristo, buscando las cosas de arriba, donde está Cristo". (Col. 3, 1).
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